miércoles, 27 de junio de 2012

Vive como si algún día tuvieras que morir...


Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierde la salud para ganar dinero, y después pierde el dinero para recuperar la salud. Por pensar ansiosamente en el futuro, no disfruta el presente, por lo que no vive ni el presente ni el futuro. Vive como si no tuviese que morir nunca… y muere como si nunca hubiera vivido”.
No hace falta “leer entre líneas” para entender el mensaje, cargado de verdad ineludible, de esta frase del Dalai Lama.
Así es; vivimos en una sociedad que mira, casi exclusivamente, al futuro. Vivimos a toda prisa. Sin pensar. Sin detenernos. Sin casi vivir. Trazamos metas futuras, las alcanzamos y marcamos nuevas. Occidente atraviesa crisis económicas y políticas a consecuencia de su pasado, y acelera otras tantas en el presente, como las ambientales. Pero Occidente vive frenéticamente, pensando en un futuro que es del todo incierto. Que, como la propia definición de “futuro” implica, es meramente una conjetura. 
Nos da igual. Y seguimos mirando sólo al futuro. Como si el “futuro” fuese eterno. Pero lamentablemente, no lo es. En una ocasión, escuché una frase de Les Luthier que me gustó muchísimo y, desde entonces, intento repetírmela de vez en cuando: “No te tomes la vida demasiado en serio, porque lo único seguro es que acabará matándote...”. Pero no nos damos cuenta de ello. Y seguimos mirando al futuro. Trazando metas. Y alcanzándolas. 
Mañana, nada más despertar, prueba a hacer una cosa. Prueba a imaginar que ese día fuera el último de tu vida. No temas. Pensar en el tabú que es la muerte para la sociedad occidental no traerá consecuencias negativas. Tienes el 99% de probabilidades de que detrás de ese día vengan muchos más. Pero, igualmente, imagínalo por un momento. Y después, vive el día que te espera. 
Cuando hables con tu gente, hagas tus quehaceres cotidianos o cuando, sencillamente, no estés haciendo nada, actúa como si no hubiera un mañana. Pero hazlo de verdad. 
Bien. Una vez lo hayas hecho, haz lo mismo pasado mañana. Y pasado pasado mañana. Y así sucesivamente. Porque, lamentablemente, llegará un día en el que des en el clavo.  
Vive como si algún día tuvieras que morir porque sólo así, morirás (dentro de muchos, muchos mañanas!) habiendo vivido. 

martes, 26 de junio de 2012

Hoy nace este Blog.
Nace del deseo, de la pasión, del desenfreno.
Y nace como nacemos todos: de un parto.

Hoy nace este Blog, fruto del amor a la escritura, de la pasión por contar historias y del deseo de poder transmitir algún mensaje. Alguna reflexión que pueda resultar útil.

Tras el parto de mi primera novela, aún en su nido neonatal, me decido a crear este Blog. No sólo para acercar la historia de mi primer hijo, sino para seguir compartiendo todo lo que sea capaz de transmitir. Todo lo que pueda engendrar, en adelante.

Porque, al fin y al cabo, todos tenemos cosas que contar. Y todos podemos compartirlas. Por si alguien le sirven...

Hoy nace este Blog. Del deseo, de la pasión, del desenfreno.
Hoy nace este Blog para escribir entre renglones, porque me gusta leer entre líneas.