viernes, 31 de agosto de 2012

Un Universo que conspira

Nunca he albergado ningún tipo de duda acerca de la idea de que vivimos en un Universo "que conspira". O mejor dicho, de un Universo que conspira a nuestro favor.

El caso que me motiva a escribir esta entrada al blog es, precisamente, la lectura de un libro que trata esta idea y que la defiende hasta la saciedad. No me voy a pronunciar acerca de la valoración o crítica de la obra en sí, que como toda obra, puede gustar o no gustar y tiene cosas buenas y otras no tan buenas. Lo que me interesa es el concepto. La idea.

Creo profundamente, (porque lo he experimentado), que vivimos en un Universo que conspira a favor de aquello que le pedimos. Que escucha nuestros deseos, pero también nuestros pensamientos más recurrentes, incluso obsesivos. Y los materializa. He ahí la importancia de pensar "sanamente".

Muchas veces oyes hablar a la gente acerca de la suerte. Del triunfo "por casualidad". Yo, desde mi humilde opinión, que no es más que eso, desestimo esa idea. LA SUERTE NO ES CASUALIDAD. Personalmente, me considero una persona "suertuda": todas las cosas importantes que he deseado con fuerza y sin albergar duda de que eran lo que de verdad deseaba, antes o después han llegado. SIEMPRE. Pero no por casualidad. Sino porque sabía que antes o después llegarían. Porque me convencía de ellas. Y sé que este es "El Secreto"...

La suerte no es la clave. Lo es el convencimiento de que TODO se puede lograr. La constancia. La fé en que si de verdad deseas algo con todas tus fuerzas, creyendo que puede suceder, acabará por suceder, en que el Universo (Dios, la vida, el destino, la energía... ¡ponle el nombre que más te guste!) acabará por cumplir aquello que tenías en tu mente, de manera recurrente. Lo creas o no.

Por eso, la clave está en que tus pensamientos recurrentes vayan en consonancia con tus deseos. La denominada "Ley de la atracción" funciona. No tengo ninguna duda de ello. Y cada vez, me convenzo más y más.

Nada es casual. Todo lo que pasa, pasa por una razón. Y la razón probablemente, no esté "fuera"...

"El azar no existe; Dios no juega a los dados"
Albert Einstein